Un largo invierno sin promesas

A despecho de esta nueva realidad social, los caleños manteníamos la ficción de vivir en la “ciudad cívica de Colombia”, “la capital mundial de la salsa”, “la ciudad deportiva de América”, “la sultana del Valle”, “la sucursal del cielo”. Contrariando lo evidente, que desde hacía años nuestros muchachos desesperanzados caían en las garras del vicio y el delito, que nuestras calles estaban infestadas de delincuentes y cuchilleros, que los cinturones tuguriales crecían a un ritmo de asombro, que a los barrios les trazaban fronteras invisibles cuya transgresión se pagaba con la vida, en ese año de 1984 seguíamos alentando esa ilusión de felicidad y civismo. Esta disociación colectiva fue destrozada por la masacre de Diners. La inusitada violencia desplegada por estos jóvenes incontritos nos puso de frente con la imagen nítida de un tejido social llagado en el cual la opción criminal se había naturalizado y cualquier buen muchacho podía convertirse en asesino de la noche a la mañana sin experimentar ninguna conmoción moral. Esa ineludible constatación cambió para siempre nuestra manera de mirarnos. Desde entonces, Cali es otra.

Autor: Oscar Osorio

Precio: $22,000